Álvaro Recoba es de ese tipo de futbolistas que pasarán a la historia de este deporte por destacar únicamente por una de las numerosas cualidades que debe reunir un gran futbolista. Porque para ganarse la vida en el fútbol es necesario saber explotar tus habilidades al máximo, y más si sobresales sólo en una o dos vertientes. Hablamos de Messi, por ejemplo, como el jugador todocampista, con una velocidad endiablada, una conducción de balón precisa y elegante, un olfato goleador envidiable y un golpeo de balón certero y, por qué no decirlo, privilegiado. Leo nació con ese don, es futbolista porque lo lleva en los genes, es innato, aunque eso no quiere decir que no haya trabajado a lo largo de su vida para llevarlos a la máxima expresión.
Si por algo se dio a conocer Álvaro Recoba fue por poseer un golpeo de zurda especial, diferente. Como se suele decir, tenía un guante en su pierna izquierda y donde ponía el ojo, ponía la bala.
Creo que la gran mayoría de futboleros le habíamos perdido la pista, seguro que muchos creían que se había retirado después de que nunca le respetaran las lesiones en aquel frustrado Inter de Milán, que fue incapaz año tras año de armar un bloque competitivo, pese a que cada temporada se gastaba más dinero en incorporar jugadores de renombre. Recoba fue uno de ellos. Llegó como una gran promesa del fútbol uruguayo y se mantuvo casi siete temporadas en Milán, donde alternó titularidades y suplencias, pero nunca llegó a despuntar como de él esperaban los tiffossi nerazzurros. Aunque no triunfó en la capital lombarda, sí pudieron disfrutar los interistas de un buen número de magníficos goles gracias a su habilidad divina: los tiros libres. A balón parado era un puñal y, con la dosis justa de rosca, anotaba de falta desde todos los perfiles, sorprendiendo siempre a los arqueros. Hoy hemos leído que vuelve a marcar de la misma forma que siempre lo ha hecho, con el equipo de sus amores, junto al Inter, el Nacional de su querida Montevideo. Una zurda inmortal...
Aquí os dejamos un pequeño recopilatorio de algunas de sus obras de arte más preciadas (como vemos, pese a que la mayoría son de golpeo lejano con la zurda, también era capaz de ofrecer otras cosas):
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