viernes, 28 de octubre de 2011

Wimbledon: más allá del prestigioso torneo de tenis

Un estilo de juego se impuso durante las décadas de los ochenta y noventa en la Premier League y el Wimbledon FC fue uno de los impulsores de la que es hoy seña de identidad del fútbol inglés.

Si nos adentramos en el buscador más conocido del planeta, Google, e introducimos la palabra “Wimbledon”, nos salen páginas y páginas de información de todo tipo sobre uno de los más antiguos y reputados torneos del deporte de la raqueta a nivel mundial. Hasta la cuarta página no nos aparece tímidamente una pequeña reseña sobre un club que tuvo un protagonismo especial a finales de los ochenta y principios de los noventa, ganándose el cariño y respeto de los “supporters” ingleses.

Historiadores y especialistas coinciden en que el modesto Wimbledon FC, que no se convirtió en equipo profesional hasta 1964 y después deambuló años y años por las categorías inferiores inglesas, fue el precursor y el principal valedor de un estilo que se impuso durante los ochenta y que hoy en día prevalece aún entre la mayoría de clubes ingleses, una forma de juego basada en el físico, en el choque, en la agresividad, llegando incluso a traspasar el límite entre el reglamento y la violencia. Plough Lane y luego Selhurst Park fueron auténticos rings de boxeo y campos de batalla donde cada fin de semana se jugaba un nuevo asalto, alentados por más de 20.000 hooligans en las gradas que animaban a su equipo hasta la saciedad, supliendo las más que evidentes carencias técnicas que pudiera tener el equipo que residía en uno de los suburbios más bonitos y con mayor historia de la capital inglesa.

Llegaron a la élite del fútbol inglés en 1986  de la mano de jugadores como Vinnie Jones, el irlandés de origen ecuatoriano Lawrie Sánchez o el nigeriano John Fashanu. Jones se ganó una fama en el fútbol inglés que aún perdura en la actualidad gracias a su juego extremadamente violento e intimidatorio en su labor como centrocampista defensivo (su marcaje al entonces jugador del Newcastle Paul Gascoigne pasará a los anales de la historia de la Premier League, con agarrón de testículos incluido). El equipo, conocido por aquel entonces por todo el país como crazy gang, por la locura y agresividad que auguraban cada uno de sus enfrentamientos, consiguió su mayor proeza solo dos años después de ascender a la cumbre del fútbol inglés. En 1988 se alzó con la FA Cup, la competición con más historia del mundo, después de deshacerse del todopoderoso Liverpool en una final antológica con gol de Lawrie Sánchez, ante los más de 30.000 “dons” (como se conoce peculiarmente a sus aficionados en Inglaterra) que se habían desplazado hasta Wembley. Proclamarse campeón de este torneo, además de prestigio, daba acceso directo a jugar competiciones europeas, pero el equipo del suroeste de Londres no pudo disfrutar de tal privilegio debido a la sanción impuesta a los equipos ingleses, en la que se les privaba de disputar cualquier competición continental por los incidentes que tuvieron lugar en Heysel durante la final de la Copa de Europa de 1985 entre Liverpool y Juventus y en los que murieron 39 aficionados, la gran mayoría italianos.

            Vinnie Jones (Wimbledon) agarra a Paul Gascoigne de los testículos en una imagen que dio la vuelta al mundo 


El equipo londinense se mantuvo doce años más en la cúspide del fútbol británico fiel a su estilo de juego rudo, tosco y al margen del reglamento, un juego basado en destruir el entramado rival y tratar de que el balón esté más tiempo en el aire que en el terreno de juego. En el campeonato liguero llegaron incluso a conseguir un sexto lugar la temporada 1993/ 1994, pero fue en el año 2000 cuando, catorce años después de su ascenso a la Premier, el equipo se vio abocado al descenso a la First División después de una última jornada de infarto en la que se jugaba la permanencia con el Brentford. Ese descenso supuso la progresiva decadencia del club londinense, sus aficionados comenzaron a dar la espalda a su equipo y el apogeo de diversos clubes de Londres en la élite del fútbol inglés tampoco ayudó a revitalizar las esperanzas de los que durante casi dos décadas habían sido los “bad boys” de Inglaterra. Finalmente, los propietarios decidieron trasladar al equipo a una ciudad de reciente creación por el boom urbanístico, Milton Keynes, pero gran parte de la masa social de la entidad se negó a seguir al equipo en esta nueva ubicación y apostaron por la creación de un nuevo club, el AFC Wimbledon, que actualmente disputa la Conference National, una de las ligas menores del futbol inglés, esperando que algún día la gloria vuelva a inundar el barrio mundialmente conocido por ser la cuna del tenis.

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