lunes, 21 de noviembre de 2011

Le savoir-faire du Monsieur But

Los orígenes modestos de Thierry Henry se convirtieron en su mayor aliado a la hora de encarar una trayectoria inolvidable tan llena de goles y títulos como de señorío y humildad

“Todo el mundo está dispuesto a llevarse los puntos a casa, pero no me siento feliz después de haber ganado mal”. Esto fue lo que Thierry Henry reconoció tras lograr la clasificación con Francia para el Mundial del 2010 gracias a un gol suyo con la mano. Pocos jugadores tienen la humildad suficiente para decir algo así, pero en el caso de ‘Tití’, como le llaman los suyos, estas palabras encajan perfectamente en la historia de alguien que, pese a ser una estrella mundial, nunca ha descuidado sus orígenes. Como tampoco habrán olvidado sus amigos parisinos de Les Ulis, barrio natal del galo, las rabietas que Thierry cogía cuando tenía que pagar una pizza tras perder en el partido callejero de casi cada día. “Podía llegar a estar una semana entera sin hablar con mis compañeros. No soporto perder”. Seguramente su progenitor tenga mucho que ver en el carácter ganador del pequeño de los dos hermanos Henry. Fue él quien se encargó de transmitirle la importancia de ser autocrítico. “Mi padre nunca me ha dicho que se siente orgulloso de mi. Cuando fiché por el Mónaco en mi etapa como infantil, si marcaba 5 goles me decía que podía haber jugado todavía mejor”, ha recalcado el delantero más de una vez. Esta estricta educación que recibió ‘Tití’ en su adolescencia fue la que le permitió, con tan sólo 17 años, emprender el viaje de un éxito que llegó mucho antes de lo esperado. La historia había escogido a un niño.
Aunque ese niño pronto se convertiría en un hombre. Tras debutar antes de la mayoría de edad con el Mónaco en la liga francesa, ese jugador de los pantalones a lo Cantinflas y las medias hasta la rodilla hizo una ‘tonta’ escala en Turín. “No soy un jugador con el que se pueda estar tonteando”, dijo el’14’. Así que cambió la Juventus por el Arsenal, el club que le llevaría a ser uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol. Aunque los elogios no le quitan el sueño a alguien que rechaza de todas todas la idea de ser un héroe. Henry es un hombre tranquilo, solitario, y, sobretodo, discreto. Esto último lo saben Patrick Vieira i Emmanuel Petit, pues ellos dos fueron las dos únicas personas relacionadas con el mundo del fútbol que Monsieur but (hombre gol) invitó a su boda.
Pero para boda, la suya con el gol, y esta no es precisamente discreta, sino más bien lo contrario: 4 ‘pichichis’ de la Premier League, 2 botas de oro consecutivas, 5 veces incluido en el ‘once’ ideal de la UEFA y otras 34 distinciones más a nivel individual. Cuando eche la vista atrás, el galo solo echará de menos el Balón de Oro, como le pasó a Del Piero y también a Raúl. Cuesta entender que alguien que lo ha logrado absolutamente todo a nivel de equipos y selecciones no haya sido nunca galardonado con la esférica dorada. Tampoco esto parece importarle mucho a un solidario Henry cuya imagen ha sido usada en muchas campañas benéficas. “No es algo que lamente, me reconforta mucho más poder ayudar a la gente”, se sincera el ex azulgrana.
También la historia fue solidaria con él. Después de haberse convertido en el mejor jugador de la historia del club gunner, ‘Tití’ volvió a hacer gala de su inconformismo consigo mismo y apostó por el Barça para completar un palmarés que ya era envidiable. Eso sí, su llegada a la ciudad condal se demoró un año. Tití se sentía en deuda con la afición de Highbury después de perder ante el propio Barça en la final de la Champions. Y a un hombre siempre elegante ese no le pareció el momento adecuado para abandonar el club de su vida.
En Barcelona, donde aprendió a vivir sin su hija Tea y con la soltería, sufrió sus momentos más duros. Fue entonces cuando resucitó los consejos de su padre para sacar fuerzas y firmar una segunda temporada de ensueño: 6 de 6 en títulos y 28 goles en el total de las competiciones. Entonces sí, el espíritu ganador de la gacela iba a descansar tras 15 años de máximo rendimiento. En 2010 partió a Estados Unidos para poder disfrutar de una jubilación de oro. No obstante, su adicción al trabajo y su carácter ganador le han permitido recientemente aparecer en equipo ideal de la MLS.

El futuro futbolístico de este astro francés con raíces guadalupeñas parece estar llegando a su fin. A pesar de su amor por la cultura norteamericana, ese niño humilde que con el paso de los años se fue convirtiendo en un hombre fuerte tiene previsto volver a Londres para vivir su nueva rutina. Sea donde sea, seguro que Henry será consciente de que su trayectoria no solo es el triunfo de la calidad, sino también de la humildad y de una buena educación. Su padre, aunque no se lo djiera nunca, y el mundo del fútbol, estarán siempre orgullosos de cómo Thierry Henry logró hacerse un hueco en la historia del fútbol.

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